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un estudio sobre adán coprovich

uno, dos, tres, cuatro

uno, dos, tres, cuatro

     UNO

las palabras. inertes. dejadas en el folio

son objetos. sobre el muro de la tierra

caen y todo es sólo un embrollo.

se animan cuando las desentierra

entre plumas y libros el escriba. un despojo

tranquilo enmarca esta vacía guerra

donde sólo consuela la condena

de escribir sin ya decir nada

que da lo mismo. que en definitiva

más allá no hay nada. y aquí no es bastante.

 

     DOS

en el soporte. la pluma y el lápiz

han duplicado en el libro el signo

claro y diverso al desafiar la vida

con la palabra. el texto. en el esfuerzo

por encontrar desde aquí una vía de salida.

el juego en la tinta del dibujo.

del saltimbanqui sólo queda un gesto

sobreentendido. en el horizonte del folio.

existir. este arte del embrollo.

o escribir. nada más salvo esto.

 

    TRES

palabra. así comienza un madrigal

escogiendo con precisión el signo. los versos

conducen una imagen mental

que aparece en el folio. delineándose

en el recuerdo de símbolos. virtual.

ciento diez sílabas que los diferentes

casos del sentido desvanecen. por lo demás

el escritor es su árbitro incomprendido

entre conceptos-ensamblaje y rimas. en este

cuadro. entre ludus y lusus. suspendido.

 

    CUATRO

el sujeto se sustrae. es absorbido

por el propio hacer sobre el folio un nudo

de formas o versos en un libro infinito.

las ruinas de la nada de tal modo

inscritas a ratos en rimas entre el bosquejo

del texto traman ligeros cualquier articulación.

queda. corpus vil. la filigrana

de una lábil silueta a contraluz

y el lápiz que deslizándose emana

el signo. que a las cosas reconduce. (1)

 

(1) Poema de Tommaso Lisa.

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